Ya están aquí las fiestas, una vez más, fieles a su cita
anual. Lo malo del asunto es que, este año, no van a ser agradables, ya que en los
hogares sufriremos la pesadumbre que llevamos padeciendo desde hace ya muchos
meses. Lo terrorífico del tema es que un sinfín de personas ya no están, por
culpa de una pandemia mal gestionada, y los que hemos tenido la enorme suerte
de poder contarlo, nos sentaremos a la mesa sin uno o varios componentes de la
familia. Entre los que nos han dejado, y los que, por lejanía, no van a poder
compartir con nosotros ni siquiera la cena de Nochebuena, este año 2020
terminará con una sensación de vacío y de tristeza de proporciones lamentables.
Dicen que ya habrá tiempo de disfrutar de los nuestros en
las próximas navidades. Primero, habrá que ver quiénes de nosotros llegamos
hasta allí, y después haremos planes. Pero, lo que está visto es que no merece
la pena planificar nada, porque, de la noche a la mañana, todo puede cambiar.
Vivir el presente es lo único realmente práctico, y, mientras
nos dejen hacerlo, intentemos ser felices, aunque cada día tengamos más encima
la vigilante y peligrosa espada del control, la censura y el miedo.
Mucha suerte a todos. Feliz Navidad.
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