Loros, cacatúas y guacamayos, regalaron un festín de colores
que resplandecieron en la gran celebración. Celedonia, la bella cacatúa que hacía
caer de rodillas a más de un pretendiente, encandiló al loro Filomeno, y como
no podía ser de otra manera, rendido se postró ante la extensa policromía
repartida en su plumaje. Y como ella tenía un pico de oro, se llevó al huerto
al lorito, que no rechistó.
Unos pájaros de altos vuelos se reunieron allí, entre
el calor de las lianas y las más exóticas plantas elegidas para el evento. Un
éxito.
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