Callejeando por cualquier lugar de este país confinado, a
unas horas en las que todavía se permite hasta el paso menos ligero, la alegría
de unos tiempos que casi pertenecen a antaño ni se vislumbran. Es cierto que,
de vez en cuando, unos pasos rompen la calma que con eco retumba, y aunque uno
se gire para volver a admirar el encanto de la gente en sus paseos, nada tiene
que ver con lo que hay ahora. Tremendo aburrimiento, según algunos, aunque yo, sinceramente, agradezco estos días de silencio, donde hasta los sonidos más lejanos se
dejan traer por el viento. Ya regresarán los bullicios, supongo.
Vivir es el arte de dibujar sin un borrador. https://www.instagram.com/deif_k53ro/
viernes, 15 de mayo de 2020
Los sonidos del viento
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