jueves, 4 de marzo de 2021

El banco molesto.


 

Alguien debió hacer mal los cálculos, ya que no suele ser lógico obstaculizar la entrada a un inmueble, o estorbar a la hora de subir una escalera, como en este caso, y plantar un banco frente a unos escalones. Cualquiera de necesite usar estos peldaños, lidiará con la molestia, pues al lúcido de turno se le ocurrió anclar el asiento delante de la escalinata. Hace falta ser descerebrado.

Pero lejos de arreglar este entuerto, ahí sigue, tan pancho. Y lo que queda, seguramente.

 

La noche llegará


 

Los tejados tienen ese encanto especial que, al ensombrecer cada noche, adquieren cierta magia. Las luces anaranjadas que bañan las tejas, arañan con delicadeza techumbres o azoteas, y caminan entre cubiertas con noctámbulos reflejos, ofreciendo un hipnótico estado en el que perderse, cuando, desde una altura privilegiada, se inclinan ante nosotros increíbles artesonados, húmedos por el relente y brillantes por los luceros.

El día vive todavía, pero, en unas horas, la bóveda celeste se apagará, y comenzará de nuevo el juego trasnochador, dispersando las estrellas como finas esquirlas de fogata.

 

Copias exactas


 

Una copia puede ser útil, cuando sustituye, por ejemplo, a un objeto que se ha extraviado. No habrán sido pocas las veces que hemos clamado al cielo, pidiendo que apareciera ese juego de llaves, o hasta ese otro calcetín que nos regalaron, y que tanto valor sentimental tenía. En momentos así, una buena copia habría dado juego.

Pero hay cosas que son ciertamente inquietantes, como encontrarse en mitad del campo un elemento escultórico que pincela la mismísima Puerta de Alcalá. Y es que, esta copia tan bien realizada, que parece haber sido arrancada de su lugar de origen, reposa sobre el césped de un terruño con hierba floreada, disfrutando de la intemperie con lozana alegría en cada poro de su pétreo semblante.

No creo, sinceramente, que tamaña obra haya surgido de la nada, ni que sus líneas tan precisas sean fruto de la erosión. La naturaleza, aunque inmensa en sabiduría, no suele ser capaz de perpetrar lo que en cualquier parte se considera una anomalía de este calibre, por lo que los lugareños sospechan, claramente, que algún gracioso decidió abandonar esta creación en mitad del terreno.

No es que quede mal, sino que asombra. Y extraña más todavía que nadie se haya apropiado de esta pieza, con la cantidad de coleccionistas que abundan por todas partes.

Coco - Vídeo