Alguien debió hacer mal los cálculos, ya que no suele ser
lógico obstaculizar la entrada a un inmueble, o estorbar a la hora de subir una
escalera, como en este caso, y plantar un banco frente a unos escalones. Cualquiera de
necesite usar estos peldaños, lidiará con la molestia, pues al lúcido de turno
se le ocurrió anclar el asiento delante de la escalinata. Hace falta ser
descerebrado.
Pero lejos de arreglar este entuerto, ahí sigue, tan pancho.
Y lo que queda, seguramente.
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