viernes, 12 de agosto de 2022

La Luz que nos guía


 

Viajar hacia la luz es algo que debemos hacer en la vida, sin esperar a nuestro último aliento. El resplandor que nos espera más allá de remotos horizontes no es más que una meta, y con firme anhelo y decidido ahínco, lograremos vernos envueltos por un brillo incandescente que nos guiará, por muchas penumbras que se ciernan a partir de ese instante.

sábado, 6 de agosto de 2022

Si vis pacem, para bellum


 

 

El escritor romano Vegecio, en su libro “Epitoma Rei Militari”, decía aquello de “Si quieres la paz, prepárate para la guerra”. Y qué gran razón tenía, pues no hay nada como estar preparado para lo que pueda llegar. En estos tiempos, donde la confusión impera y nadie sabe cómo van cambiar las cosas de un día para otro, no viene nada mal especializarse en alguna forma de combate. Lo suyo es que estas artes se aprendan en edades jóvenes, para tener un gran recorrido al llegar a la edad adulta, pero nunca es tarde para aprender.

lunes, 1 de agosto de 2022

Escapando al mundo de los sueños


 

No es descabellado pensar que mucha gente recurre a los sueños para escapar de este mundo. Vivimos una época cincelada por la hecatombe, y no son pocos los que se saben acabados. Por los motivos que la mayoría conocemos, nuestras vidas comenzaron a empeorar hace ya algún tiempo, cuando unas élites dictatoriales dejaron caer sus caretas tras embobar con patrañas a sus reses. Aquellos que pregonaban a los cuatro vientos un bienestar para todos, acabaron convirtiendo en un podrido cenagal todo en lo que aún creíamos. Y un día, lo que algunos valientes se atrevieron a profetizar, terminó ocurriendo.

Frente al caos y la desesperanza, el destino manchado de engaños y el vacuo futuro sin perspectivas, muchos optaron por refugiarse en sus propios sueños, ya que eran las únicas anclas que el Nuevo Orden no podía controlar. La gente dormía e imaginaba todo aquello que ya no sentiría jamás en sus vigilias, siendo los únicos instantes de paz a los que asirse.

El futuro que viene


 

Cuántas películas habremos visto de catástrofes irremediables, donde la humanidad se ha de buscar la vida hasta en los sitios más cochambrosos. Me vienen varios títulos a la mente en este instante, y todas esas historias coinciden en que nuestro porvenir no tiene ninguna buena pinta ni siquiera a largo plazo. Según esas cintas, el mundo llegará a colapsar de tal manera que todo lo que acabe rodeándonos será irreversible, y la vida, tal y como la conocíamos, nunca será igual. Las comodidades a las que no damos la más mínima importancia serán recuerdos dolorosos, de una intensidad lo suficientemente fuerte como para hacer llorar de desesperación a cualquiera. Sentarse cómodamente a ver las mentiras de la televisión, con un refrigerio cerca y los pies en alto, al fresco de un ventilador o con el calor de una buena estufa, desaparecerán. Ir a comprar a la tienda de alimentación y llenar la cesta de, quizá, caprichos, no será algo que podamos hacer de nuevo. El mundo caerá como tal, y el confort que no valoramos acabará desapareciendo. Y todo esto por la mala gestión de unos pocos que, eso sí, mantendrán una serie de privilegios que el resto ni oleremos. Por culpa de esos que no supieron, o no quisieron, hacer las cosas bien, nuestro mundo será un aciago páramo devastado. Los errores de aquellos que quisieron hacer de la política su estandarte personal, son los que nos van a llevar a un cataclismo del que solo los más fuertes podrán escapar. 

O no.

¿Llegarán los extraterrestres a tiempo?


 

No se puede negar que estamos viviendo tiempos convulsos. Todo el mundo tiene algo de lo que quejarse, y la mayoría de nosotros soportamos esa piedra inmensa sobre nuestras espaldas que nos hunde cada vez más en el fango. Los países tienen sus propios demonios, pero aquí, en España, padecemos el infierno cruel que avanza sin reparos. Y después de vivir una pandemia, un secuestro masivo, una crisis que no tiene pinta de acabar, unas históricas nevadas, volcanes castigando con su magma, incendios que lo arrasan todo, sequías angustiosas, etc., solo falta ya una invasión extraterrestre (aunque ya estemos acostumbrados a las invasiones) y que nos caiga un pedrusco del espacio. 

Y, francamente, no me sorprendería nada que algo así sucediera.

Pero me pregunto si llegarán a tiempo.

Coco - Vídeo