Para los que somos de Madrid, sentimos un orgullo por
pertenecer a esta gran ciudad. Bien es cierto que, si algo nos falta, es una
buena playa donde poder disfrutar al sol, en días luminosos, o pasear por la
orilla cuando caen las pálidas tardes. Pero no, de eso no tenemos aquí. De
hecho, nos habría venido genial algo de mar, para limpiar nuestras harturas por
tanto jaleo de coches, con sus ruidos y sus humos, siempre malos y molestos.
Aglomeraciones a porrillo se centran en ciertos núcleos, como suele pasar en
las grandes urbes, y más aún aquí, en la capital, donde el turismo se exhibe
como un escaparate andante; es inevitable. Y aunque muy de vez en cuando la cosa se calma un poco, el deseo por escapar a lugares más
lejanos, y poder encontrar así el reposo que aquí no se encuentra, es algo tan
evidente como necesario, y todo aquel que puede huir, se va. Aun así, siempre
llevamos nuestro Madrid en ese rincón del alma que nos recuerda, inexcusablemente,
que siempre tira lo de uno, y mucho.
Vivir es el arte de dibujar sin un borrador. https://www.instagram.com/deif_k53ro/
viernes, 30 de junio de 2017
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