Madrid puede llegar a ser una ciudad agobiante, y no solamente en
épocas veraniegas, como ahora. El sol recalienta las calles, el propio
asfalto y cualquier pared que nos sirva, aunque apenas, de parasol.
Pero también es cierto que Madrid tiene magia, y basta que la busques
para que se plante en tus narices hasta dejarte absorto. Menos el mar,
como decía la canción, en Madrid está todo lo que alguien puede desear
de una gran ciudad. Quien quiera jaleo, lo encontrará en el centro...
y más allá. Y quien prefiera la calma, podrá hallarla en los pueblos
que visten las afueras con ese sosiego, a veces tan necesario.
Y es que, con el pasar del tiempo, los años van haciendo mella,
incluso en los gustos y las manías, o llamémoslas costumbres, casi
mejor. Lo que antes atraía, puede que ahora disguste, pero no por ese
motivo se ha de renunciar a un todo. Quien quiera soledad, la
encuentra en un suspiro; quien opte por el barullo, también. Por eso,
parte de esa magia que posee Madrid es esa variedad inmensa, ese
abanico de gustos y colores que sacian necesidades y caprichos.
épocas veraniegas, como ahora. El sol recalienta las calles, el propio
asfalto y cualquier pared que nos sirva, aunque apenas, de parasol.
Pero también es cierto que Madrid tiene magia, y basta que la busques
para que se plante en tus narices hasta dejarte absorto. Menos el mar,
como decía la canción, en Madrid está todo lo que alguien puede desear
de una gran ciudad. Quien quiera jaleo, lo encontrará en el centro...
y más allá. Y quien prefiera la calma, podrá hallarla en los pueblos
que visten las afueras con ese sosiego, a veces tan necesario.
Y es que, con el pasar del tiempo, los años van haciendo mella,
incluso en los gustos y las manías, o llamémoslas costumbres, casi
mejor. Lo que antes atraía, puede que ahora disguste, pero no por ese
motivo se ha de renunciar a un todo. Quien quiera soledad, la
encuentra en un suspiro; quien opte por el barullo, también. Por eso,
parte de esa magia que posee Madrid es esa variedad inmensa, ese
abanico de gustos y colores que sacian necesidades y caprichos.
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