Los 80 fueron insaciables, a veces maquiavélicos, pero
también, únicos. Y si nos quedamos con lo bueno, veremos que pesa más lo
positivo. La Movida Madrileña es recordada por muchos, incluso por los que la
pillamos tardíamente, y en buena parte, gracias a la música. Si bien es cierto
que no se puede generalizar, la mayoría de los grupos que rompían por entonces
tuvieron sus momentos de gloria. De aquellos, unos desaparecieron sin dejar
rastro, pero otros siguen sonando porque se hicieron inmortales. Es lo bueno de
la música, de la buena música, que nace, crece y perdura por siempre.
también, únicos. Y si nos quedamos con lo bueno, veremos que pesa más lo
positivo. La Movida Madrileña es recordada por muchos, incluso por los que la
pillamos tardíamente, y en buena parte, gracias a la música. Si bien es cierto
que no se puede generalizar, la mayoría de los grupos que rompían por entonces
tuvieron sus momentos de gloria. De aquellos, unos desaparecieron sin dejar
rastro, pero otros siguen sonando porque se hicieron inmortales. Es lo bueno de
la música, de la buena música, que nace, crece y perdura por siempre.
“La carta perdida de los 80” nos ofrece la posibilidad de
volver atrás, mirar dentro de aquellos años y bailar con los temas más sonados
que por entonces hicieron del barrio de Malasaña un lugar emblemático. La
compañía Luz de Gas nos brinda este obsequio para los sentidos, gracias a Ester
Fernández, Juan Miguel Valero, Ana Graciani, Tusti de las Heras y Eloy Arenas.
Todo un espectáculo digno de admiración.
volver atrás, mirar dentro de aquellos años y bailar con los temas más sonados
que por entonces hicieron del barrio de Malasaña un lugar emblemático. La
compañía Luz de Gas nos brinda este obsequio para los sentidos, gracias a Ester
Fernández, Juan Miguel Valero, Ana Graciani, Tusti de las Heras y Eloy Arenas.
Todo un espectáculo digno de admiración.
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