Burgos es uno de esos lugares únicos por donde pasear, eso
sí, con calma. De toda la vida se sabe que las prisas no son buenas compañeras,
y, por tanto, sería un auténtico crimen perderse ciertos detalles (que son
muchos) de una ciudad que atrapa con su magia.
Pensar en la historia escrita en
cada grieta y rincón de la ciudad, hace que nos sintamos parte de asombrosas épocas,
admirando el resultado de acontecimientos increíbles.
Burgos seduce, fascina y embruja.
Y allá donde los pies te
lleven, caerás irremediablemente ante su imponente semblante, forjado a fuego
en edades antiguas que continúan exhibiendo su esplendor.
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