Si nos ponemos a pensar, cosa que no hacen muchos, hay
ciertas circunstancias que se siguen considerando oscuras. Por ejemplo, el
incesto: cuando los hermanos hacen sus cosas, a escondidas, ocultándose de
cualquier mirada inquisitoria. No es algo normal, a decir verdad, que un par de
personas de tan cercano parentesco se dediquen más que carantoñas, pero puede
pasar; de hecho, sucede. Y aunque aquí, en nuestro país, sea algo vetado, más
allá de nuestras fronteras abrieron la mano con esta cuestión. Pero yo me
pregunto: ¿A partir de qué punto exacto se considera incesto? ¿Con unas
caricias? ¿Con unos besos? ¿O se considera como tal cuando ya hay mandanga de
la buena? Lo digo porque si unos besos no están “penados” por la recia moral, estos
mismos tampoco se considerarían cuernos, si se los damos a otra persona que no
es nuestra pareja. ¡Cuántas incógnitas!
Si queréis distraeros a costa de los “tejemanejes” y “martingalas”
de dos hermanos que se adoran más allá de esos límites, no dejéis de ver la obra
de teatro “Lástima que sea una puta”, dirigida por Lidio Sánchez Caro, y
protagonizado por un extenso e increíble elenco. El lunes 10 de abril, en La
Platea Azul (10 radio) entrevistaremos, además del genial director, a Tania
Watson y a José Carlos Palacios, que son piezas fundamentales de la obra. Una
vez sentados en la butaca, admiraréis una tragedia, donde sucederá de todo,
pero siempre hallando la risa donde menos se puede esperar.
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