viernes, 24 de diciembre de 2021

Un año más


 

Está a punto de desaparecer otro año. A veces no somos conscientes de lo rápido que sucede la vida, pero, si nos detenemos por un instante en meditar sobre este asunto, quizá caigamos en la cuenta de que no aprovechamos bien nuestro paso por la tierra.

Ocupamos demasiado tiempo en nimiedades, y lo que es peor, en amargarnos con cuestiones que solamente nos ofrecen disgustos. Pelearnos con los demás, alterarnos, avinagrar nuestro carácter con situaciones de las que deberíamos pasar… Creo firmemente que es hora de aprender a tomarse las cosas de otra manera, aunque ya nos pille mayores. El saber no ocupa lugar, y lo más bonito de todo esto es que si nos centrásemos en lo que verdaderamente importa, todo iría mucho mejor. Y habrá quien pregunte: “¿ Y eso cómo se hace?”… Pues, simplemente, disfrutando de esas cosas a las que normalmente no damos importancia, pero que están ahí para nosotros. Disfrutar con nuestra familia, con nuestros amigos de verdad, incluso con aquellos conocidos que, de una u otra forma, están cosidos a nuestro camino. Disfrutar de las buenas charlas en directo, de los paseos, de los amaneceres, sin tanta pantalla de móvil u ordenador, a las que parece que estamos pegados. Disfrutar del silencio de un bosque, del frescor de la orilla del mar, del aroma de la lluvia, del último rayo de sol. Gozar con la mirada limpia de un perro, con los ronroneos de un gato, con el canto de las aves, con el eco de nuestra voz.  Una cálida compañía, una taza de té, el crepitar de la chimenea en invierno, o las horas de más que nos regala el verano. Son tantas las cosas que nos rodean, que deberíamos dar las gracias por tanta belleza. Y las tenemos ahí, al alcance de la mano, pero no siempre las tenemos en cuenta.

Los años se van, y ahora, en este páramo que han convertido nuestra existencia, esperaremos la llegada de un nuevo período que, ojalá, comience a arrojar algo más de luz, y poder ir dejando atrás las alargadas sombras de quienes decidieron volcar su herrumbre sobre todos.


jueves, 23 de diciembre de 2021


 

Conduciendo sin destino prefijado, deseas que la vida te lleve hasta alguna buena sorpresa, siempre agradable, capaz de alegrar el día. La carretera es solitaria, y nadie se asoma por ninguna parte. Creer en algo más allá de nuestras fronteras, suele ofrecer el entusiasmo por contactar con alguna de esas célebres naves que, de vez en cuando, se dejan ver en ciertos puntos del mundo. Y no estaría nada mal poder comprobar que son reales, siempre que, claro está, vengan sin ganas de armarla.

En lugar de eso, conduces tranquilamente y, de pronto, te encuentras con una enorme naranja en mitad del asfalto. Si sales del camino podrás rodearla, pero te sientes tan atónito que ni te planteas moverte del sitio. Nada sale de ella, permaneciendo inmóvil, como disecada. No hay hombrecillos grises ni luces extrañas. Solamente una gigantesca fruta en mitad del camino que obstaculiza tu viaje. 

Al menos, si la cosa se eterniza, zumo no te faltará. Hay que ser optimista. 

Noche y Fuego


 

Silencio. La noche es la reina y lo ensombrece todo. Nada se escucha, excepto el crepitar del fuego, que alumbra lo necesario. Vacío. La vida cobra otro sentido en este bosque, donde no hay nada, y ni siquiera las razas nocturnas muestran sus colmillos. 

martes, 23 de noviembre de 2021

Noche


 Llega el invierno, y la leña de las chimeneas tizna el aire, y puede sentirse a lo lejos la esencia a lumbre, a madera candente, a astillas quemadas y brillantes ascuas que planean y desaparecen. 

Cumbre Vieja


 

El horror sin fin de todas aquellas personas que lo han perdido todo, no creo que pueda describirse con palabras, por muchas que sean. Contemplar con impotencia cómo el curso de la lava se come las casas, obliga a odiar con rabia al Volcán Cumbre Vieja, que va dejando un rastro de caos absoluto.

martes, 9 de noviembre de 2021

Negrura


 Perderse en la negrura y hallar una pizca de luz, reconforta,
 siempre que no sea la casa de la bruja. 

No me gusta interrumpir a nadie cuando está cocinando.

Oscurece


 

Son muchos quienes adoran conducir de noche. Muchos de ellos admiten que lo hacen porque se tiene mejor visibilidad, y mejor respuesta, ante un imponderable, mientras que despotrican de la luz del día cuando se posa frente a ellos. No les falta razón. El sol puede cegar irremediablemente, y no es buen compañero de viaje en tales circunstancias. Pero no todo se ha de reducir al volante cuando hablamos de la noche. Pasear bajo las estrellas y guiarse, incluso, por la intuición, hospeda una magia inequívoca. Rodearnos de calma y mirar al horizonte, sin más murmullo que el tañido de la oscuridad al caer, puede llegar a convertirse en un vicio al que acudir de vez en cuando.

Lobreguez


 las nieblas quisieron darme la bienvenida, y sin pedir permiso a nadie, aparecieron. El invierno decidió, por su cuenta, cubrir con su manto de frío a la impasible noche, mezclándose con ella y agregando el crujido de las sombras cuando crecen. 

Las cosas de palacio van despacio


 El Palacio de los Duques de Alba, en Piedrahita, alberga una inmensa, casi interminable, colección de recuerdos, tallados con esmero tanto en sus muros como fuera de ellos. Caminar en las inmediaciones de tan noble lugar, hace meditar en el paso de los tiempos, ornamentados delicadamente con toda clase de acontecimientos, fechadas en marcadas épocas de inconfesables secretos, osadas gestas, lealtades inquebrantables o perversas traiciones. Respirar la historia de España es un lujo, y allí, envueltos en un  silencio coetáneo, luchan los quejidos del pasado para no caer en el olvido. 

miércoles, 27 de octubre de 2021

Volar


 Creo que todo el mundo ha soñado alguna vez con poder volar. Y no me refiero a surcar los cielos en un avión, sino a sentir el viento a medida que se avanza en las alturas. Un buen medio es el globo, aunque no sea un transporte rápido, pero te hace sentir la emoción del momento, al mismo tiempo que te rodea el miedo por la incertidumbre, ya que, si algo falla, te vas hacia abajo irremediablemente. 

martes, 5 de octubre de 2021

La entrada


 Llegar ante la puerta del castillo y encontrarla abierta, ya fue un logro. Alguien dejó un farol en el umbral, suficiente para indicar el camino. Y al fondo, una refulgente ventana mostraba lo que tanto ambicionaba, porque el cansancio hacía mella, y más que una suculenta cena, ansiaba una yacija donde poder recostarme y, con plena seguridad, rendirme prontamente ante los sueños más profundos.

Aquella luz del bosque


 La noche del bosque ofrece silencio, espacio abierto a la calma, sombras interminables y alguna que otra luz disimulando su aspecto. Las tinieblas nos dan caza, en su impasible avance, y perdidos, alejados de nuestro hábitat, caemos en otra realidad. Inmersos en lo oculto, bajo el entoldamiento de enramadas y espesas ornamentaciones boscosas, un brillante crepitar nos saluda como el faro sobre su roca, abriéndonos el paso hacia un lugar seguro. 

lunes, 4 de octubre de 2021

La visita


 Dicen que hay otros mundos, pero están en este. Y es muy posible, porque no hay más que mirar con atención para darse cuenta de que eso es muy cierto. Aquí se juntan muchos de ellos, como el de la fotografía, que se dejó caer en las inmediaciones de un antiguo y clausurado cementerio. Allí reposó lo indispensable, y cuando recobró las fuerzas necesarias para ascender de nuevo, se elevó a as alturas para desaparecer en el inmenso firmamento. Fue una visita tan inesperada como breve, pero mereció la pena. La esfera transmitió serenidad, que es precisamente lo que escasea en estos tiempos. Son visitas que se repiten, aunque poco frecuentes ante los ojos humanos. Instantes que valen su precio en oro. 

domingo, 3 de octubre de 2021

Espinas


 Las rosas nos muestran la realidad de las cosas. 

Belleza y peligro son dos caras de la misma moneda. 

Guía


 La oscuridad llega siempre, por regla general, cuando el día decide tomar un descanso. Está en su derecho, faltaría más. Y cuando eso sucede, los colores desaparecen, hasta que dejamos de percibir lo que a simple vista la luz nos regala. Es en momentos así cuando todos necesitamos un guía, un instante de claridad que nos lleve a buen puerto, y evite que nos perdamos en la frondosa negrura. Y aunque el camino se torne escabroso, siempre habrá alguien que nos tienda un puente hasta ese lugar donde todo resplandece. La llama de un candil, una tea cercana, o el destello de una antorcha en la lejanía, pueden ser el faro que encauce nuestras pisadas hacia un lugar seguro. 

viernes, 1 de octubre de 2021

Planos


 Cada vez son más los que hablan de diferentes planos que afectan a nuestro mundo. Las mentes humanas, por regla general, no están preparadas para entender este tipo de cosas. Solamente un sector de privilegiados alcanza a entender, y no demasiado, lo que supondría movernos en más de tres dimensiones. Una parte de la comunidad científica trabaja en estos asuntos, de igual manera que se investiga en el colisionador de hadrones desde hace tiempo, cerca de Ginebra; un lugar donde no puede colarse cualquiera. Y lo mismo que allí, bajo tierra, en la frontera subterránea de Francia y Suiza, se avanza constantemente en la investigación de algo tan asombroso como el acelerador de partículas, hay departamentos muy exclusivos, a nivel global, que intentan descubrir más y más sobre las diferentes dimensiones que, supuestamente, nos rodean.

Pero nosotros, los humanos de a pie, que ya tenemos bastante con subsistir en un mundo cada vez más agobiante, no tenemos mucha idea de todo esto. Quizá algún día nos lleguemos a enterar de algo. O no.

Visitantes del espacio


 Mucha gente piensa que los objetos volantes no identificados tienen siempre una forma ovalada. Aquellos platillos de los años 60, que después se dejaron ver en décadas posteriores, han ido evolucionando, de manera que, a día de hoy, los avistamientos nos dejan presenciar una serie enorme de artefactos de todo tipo. Hay quien piensa que muchas de las estructuras que nos rodean, son simplemente objetos que no esconden nada más que lo que se ve, pero esto puede ser otro cuento. 

Pensar que estamos solos en el cosmos es una muestra más de egocentrismo absurdo, teniendo en cuenta que el universo es tan grande que no seríamos capaces de comprenderlo. Si todo tiene un sentido, y creo firmemente que así es, nuestra tierra será un planeta habitado más, en este vacío inacabable. Quizá, algún día, alguien o algo de ahí fuera se digne a visitarnos, sin esconderse ni disfrazarse. Y, si eso sucede, espero que sea con buenas intenciones. 

El fin del mundo


 Por más que nos empeñemos en lo contrario, el fin del mundo llegará. Ese será el día en que dejaremos de existir, y cada parte de nosotros desaparecerá. Después, ya iremos viendo, porque hay que ir a lo práctico, y no deberíamos perder las valiosas horas en intentar adivinar lo que nos espera tras esta vida. 

Yo creo que algo habrá. No me imagino una oscuridad eterna, después de llegar hasta aquí. Pero no estoy todo el día pensando, como algunos que conozco, en lo que tendremos al cerrar los ojos por última vez. Este camino hemos de vivirlo, y de paso, disfrutarlo. Y todo lo que nos desvíe de esa idea es perder el tiempo.

Pero, si algún día, cuando todavía nos encontremos en este plano, nos tocase de lleno una devastación, no podremos negar la ironía de la existencia, por habernos puesto en primera fila para admirar los últimos retazos de lo que hasta ese instante habremos tenido delante. Y eso, por desgracia, es algo que puede suceder en cualquier momento.

La leona


 Caminar por cualquier bosque tiene su magia, sobre todo para aquellos que nos gusta tanto perdernos en lugares solitarios, y aprovechar el silencio que las grandes ciudades niegan desde por la mañana. Un escaso rayo de sol se filtra entre las árboles, dando idea de la profundidad del entorno. Y allí mismo, sin esperarlo, una leona se deja ver, portando elegancia y parsimonia a partes iguales, como solamente los felinos saben. Lo extraño es cruzarse con semejante creación de la naturaleza, rezumando belleza y autoridad, pues la leona, que está a lo suyo, sabe imponerse desde el sigilo.

lunes, 6 de septiembre de 2021

Splash!


 Chapotear. Eso es lo que hacemos muchas veces en la vida. Dar palos de ciego hasta que acertamos, y, mientras tanto, esparcimos hacia fuera lo que resulta de nuestros errores, que no suelen ser pocos, empapando lo circundante. En eso se basa el aprendizaje, con sus ensayos y sus errores, hasta que nos damos cuenta del camino que hemos de seguir. Lo malo es cuando, a pesar de los palos, de las caídas y los desengaños, seguimos apostando al caballo perdedor, como lerdos, sin darnos cuenta de que la vida pasa volando.

miércoles, 1 de septiembre de 2021

Vida en Marte


  No sé si habrá vida inteligente en Marte. Si la hay, puede que sea microscópica e insignificante (dirán algunos) Pero, por muy pequeña que sea, siempre será mayor que la de muchos que habitan nuestra Tierra.

martes, 31 de agosto de 2021

Todo acaba


 

Las vacaciones ya van terminando. De hecho, muchos las acabaron hace un tiempo. Otros, ni siquiera las han disfrutado. Las playas irán vaciándose, y el silencio de las olas será lo único que pueda escucharse en la lejanía, junto al canto de las gaviotas. Los días nacerán y morirán, y las orillas habrán borrado cualquier vestigio.

lunes, 30 de agosto de 2021

Soledad


 

Hasta los árboles pueden sentirse solos. Y en su soledad, abandonarse y desaparecer. Lo que un día pudo ser un lugar majestuoso, desde donde poder contemplar la inmensidad de un mundo, cada vez más destrozado, todo puede volverse una cárcel, exenta de muros físicos, pero con firmes grilletes uncidos al aislamiento.  

sábado, 17 de julio de 2021

Paseos nocturnos


 

Pasear de noche tiene una magia innegable. Solamente aquellas personas que temen a la oscuridad, se sienten incómodas ante la negrura que se vuelca sobre sus espaldas. Los bosques dificultan la perspectiva, pero, al abrirse, se muestran los claros que baña la luna, y lo que antes era gris, se manifiesta con variopintos colores, aunque apagados, pero lo suficientemente certeros como para darnos una idea de las texturas que nos envuelven.

martes, 22 de junio de 2021

Espinas



 

Quien busca, suele encontrar. Esta regla no se cumple a rajatabla, pero la perseverancia nos regala, a veces, el embrujo de ansiadas sorpresas. No obstante, los viajes que se inician no siempre resultan perfectos, porque hasta rosa alcanzada puede herirnos con sus espinas. 

Luz de guía


 

No será la primera vez que nos perdemos al caminar. Pero no es igual hacerlo bajo las luces de una ciudad, que mezclarse entre frondosas arboledas que apenas visten claridad. Entretenerse es de necios cuando todo se torna sombrío, y encontrar el camino de vuelta se hace indispensable. 

lunes, 21 de junio de 2021

La jarra germana


 Para los que nos gusta caminar por parajes alejados, quizá hasta sombríos, donde nadie respira alrededor, y los sonidos son tan lejanos que cuesta trabajo ubicarlos, resultaba un auténtico disfrute para los sentidos ser la única pieza del tablero. Solamente un suelo oscuro, tiznado levemente de huellas de otros que, como yo, decidieron cruzar por allí, se extendía bajo un cielo encapotado, frío y amenazante, comenzando a rezumar algunas pizcas de lluvia. Y en mitad de la nada, como surgida de un sueño sin sentido, una enorme jarra de cerveza, seguramente germana, se alzaba con chulería sobre aquel césped empapado de negrura. Me pregunté cuál sería su procedencia, tibiamente atónito, mientras medraba su envergadura a medida que mis pasos se acercaban, y ante ella, me detuve. Del tamaño de una casa, quizá más, algunas de sus formas relucían con los rayos del ocaso, y fue en aquel instante cuando caí en la cuenta de que el tiempo, caprichoso, me avisaba sobre mi regreso a la civilización. Y allí dejé al hallazgo, oscureciéndose, lo mismo que los entornos, diluyéndose entre una niebla que prefirió no esperar. 

domingo, 13 de junio de 2021

Calor del bueno


 

No es momento de poner la chimenea, por mucho que guste mirar hacia el fuego, y sentir el crepitar de las ascuas. Con este calor que está haciendo ya, lo que menos apetece es plantarse ante las llamas, para sentir cómo baja la tensión y quedarse aplatanado. Pero nadie puede negar que la magia de una hoguera es real, aunque habrá que esperar al invierno para sacar de nuevo el hacha y traer una buena leña para arder. Todo llega. De momento, el sofoco está servido. Lidiemos como se pueda con este infierno, que cada año es más abrasador. Buenas bebidas frescas, que no frías, y un buen cobijo para evitar los rayos de nuestro astro. Así nos pondremos a salvo de este sol tan irritante que, a pesar de necesario, es puñetero.



viernes, 11 de junio de 2021

Pirámides, fumatas blancas y el bueno de Augusto.


 

Cruzar una puerta y encontrarme con tres pirámides aztecas, después de tropezar con una vieja vía de tren, y aterrizar ante la estatua de Augusto – Octavio para los amigos – no es algo que pueda considerar como habitual. A mí no me suceden este tipo de cosas  casi nunca.

Mientras bebía un refresco de arándanos, templado como el abrevadero de una mula, observaba en la lejanía tres columnas de humo blanco, como si acabasen de elegir a tres Papas. Y dado que el sol de justicia se empeñaba en ser molesto, me refugié bajo medio arco de piedra que todavía quedaba en pie. No había un alma en aquel entorno interminable, y con más aburrimiento que una mona con ukelele, me terminé la bebida. Fue entonces cuando me pregunté hacia dónde dirigir mis pasos, pero no tenía un ápice de ganas para ponerme a pensar. Aquel era uno de tantos momentos asfixiantes de verano, punzantes y crueles, en los que te quedas inerte, como si alguien hubiese apretado el botón de pausa. Una calma fuera de lo normal, con lejanísimos susurros que llegaban de las montañas, formaban el hilo musical de aquel sueño del que, por fin, acabé despertando, porque menudo tostón. Casi me quedé dormido dentro de ese sueño. Y entonces no sé qué habría pasado.

jueves, 10 de junio de 2021

Colores


 

El calor llega, lanzando sus raíces para hacernos sudar, y lo consigue. Muchas noches resultan ser un pesado suplicio, y hasta las flores se agachan ante la abrasadora canícula. Pero no puede negarse que la belleza se manifiesta cuando estallan los colores y todo se pincela al gusto, como las obras de arte que son.



 

Alejarse de las ciudades, buscando refugio en la arena, sintiendo una calma tan inusual como necesaria. Y mientras llega el ocaso, bajo mis pies, el suave tacto humedecido me recuerda que no hace falta mucho más para sentirse en paz. El viejo faro, como arrastrado desde los acantilados, lanzó el ancla. Con su recuerdo en la lejanía, muestra en la orilla el semblante robusto de quien se alzó ante el mar. Cae la luz, y todo se torna en negrura, pero desde lo alto las estrellas me guiarán.

La noche en el bosque


 

La noche en un bosque asusta a muchos. Es posible que los ruidos de las criaturas nocturnas, junto a los sonidos de la misma naturaleza, simbolicen un significado diferente cuando desaparece la luz, y la gente asustadiza prefiera sentirse a buen recaudo. Pero la noche tiene magia, y si intentamos sentir más allá de lo que en apariencia nos rodea, comprobaremos que todos somos uno, y entenderemos entonces la fusión con los elementos y el resto de seres vivos.


miércoles, 9 de junio de 2021

Esa Luz Del Destino


 

En algún lugar, donde menos lo esperemos, una luz, quizá escondida, brille para nosotros. El destino está en nuestras manos, pero más allá de los caminos recorridos, algo escrito rige cada paso. Si encontramos el destello que pacientemente aguarda, hallaremos el reflejo de todo nuestro caminar, encerrado en una gota, en un suspiro, en esa brizna de aire que bajo el ocaso de un sol, o el resurgir de una luna, resplandece.


lunes, 7 de junio de 2021

La nave


 

Pasear por el campo es algo que, al menos a mí, me sienta de maravilla. Y aunque ahora, en tiempos del COVID-19, no tenga la facilidad de antes para moverme por el mapa, sí es verdad que, cuando las circunstancias me lo permiten, escapo hacia lugares rurales para desconectar de toda la porquería cosmopolita, que es mucha.

Una de esas veces, cuando la noche caía y todo se iba desdibujando, me sorprendió en la lejanía un destello que no esperaba. Por un momento pensé en alguien, paseante como yo, que, linterna en mano,  se aburría como una mona y solo se distraía con aspavientos. Pero todo resultó ser mucho más enrevesado.

Avanzando hacia el lugar, donde unas chispas se alborotaban como cuatro moscas peleando por su porción de mierda, presencié algo tan insólito que hasta mi digestión estuvo a punto de cortarse. Y no era para menos, pues una especie de escueta nave, quizá llegada de mundos muy lejanos, se arreó el gran porrazo del siglo. Desconozco si el marciano de turno iba bebido, o si alguna autoridad se lo llevó al cuartelillo por pilotar ebrio, pero cuando llegué al lugar de los hechos, allí no había nadie que respondiera por el incidente.

Así que, me quedé con las ganas de saber si el conductor de aquel artefacto se quedó sin puntos, o todo quedó en una advertencia, por lo que me fui de allí, sin darle más importancia.

Puede que los alienígenas nos estén visitando, pero vamos, no es algo que me quite el sueño. Aquí, en la tierra, y más concretamente en España, tenemos muchas cosas importantes, demasiadas, a las que prestar atención, antes que averiguar si enanos verdes, o del color que sean, se mueven entre nosotros.


viernes, 4 de junio de 2021

La casa de cuento


 

Me encontré, sin esperarlo, con una de esas casas de cuento que nos relataban de pequeños. Una vivienda en mitad del campo, como salida de la nada, pero sin chocolates ni adornos de caramelo. Hansel y Gretel, seguramente, habrían pasado de largo, al no ser invadidos por los aromas dulzones de las golosinas. En cambio, yo me detuve a mirar, desde cierta distancia, porque resultaba chocante encontrar semejante bohío, emergiendo  del verdor de la pradera, como si fuera lo más normal del mundo.

Su estructura “Timburtiana”, aderezada con sus lógicas y torcidas ventanillas, apenas dejaba distinguir el interior. Parecía, no obstante, que nadie habitaba entre los muros de aquel esperpento, levantado con pésimo gusto, aunque a más de uno le habría ayudado en las noches oscuras, supongo.

A pesar de aquella rareza, continué mi marcha, dejando atrás  aquella construcción. Pero de vez en cuando recuerdo lo perplejo que me sentí al darme de morros con aquella cosa inclasificable.

jueves, 3 de junio de 2021

El silencio de los pueblos


 

Se agradece inmensamente algo de calma. Con todo lo que tenemos encima en España, poder salir de los núcleos habituales y perderse en los pueblos, es, sin duda, algo tan terapéutico que hasta los facultativos deberían recetarlo.

Ese silencio que bucea por las callejuelas, arañando sutilmente el empedrado, nos sumerge en una calma que no se puede tener, ni de lejos, en las grandes urbes. Y ahora, con las medidas más relajadas, la gente ya sale de sus casas para llevar una vida normal, o casi. En mitad de esta pandemia, que no parece tener final, aterrizar con los pies fuera del hogar es toda una aventura. Ya veremos cómo termina esto.

De momento, sigamos imaginando con viajar a lugares remotos, libres de gente y de virus. Los que ya lo han logrado, bien por ellos (siempre y cuando sean precavidos) Y los que todavía seguimos en nuestras burbujas, aguantaremos un poco más.

La luz en el campo


 

La subida de las tarifas de la luz nos han dejado a (casi) todos de piedra. Ese 44% abusivo que las hidroeléctricas nos suben e imponen, es repugnante, como poco. Y aquí seguimos, aguantando, tragando como borregos, hasta que toquemos fondo, para lo cual, no creo que tardemos demasiado.

En las zonas rurales van a tener más de lo mismo; no se van a librar, por más que quieran. Las que no van a notar la subida (o robo) son las vacas, que continuarán a lo suyo, pensando en lo que piensen, mientras pastan a su aire en los prados que tengan a su alcance.

Sea de día o de noche, ellas camparán a sus anchas, de lo cual me alegro enormemente. Bastante tienen que sufrir ya sus criadores, soportando el gasto constante y desmedido que esta especie de gobierno ha colado, como no iba a ser de otra manera, de forma nauseabunda, cuando peor lo está pasando España.

Únicamente ese sector privilegiado, al que no parece provocarle muchos quebraderos de cabeza, saldrá triunfante, con los bolsillos llenos, tras abultar sus profundos y avaros bolsillos del dinero que nos estafan a los españoles. Ese sector que mueve a su antojo los hilos que, como a marionetas nos atan a los pies, se cachondea de lo lindo con nuestros apuros, porque, como todo el mundo sabe, ni al gobierno ni a los magnates de las hidroeléctricas les importamos un carajo.

Al menos, las vacas del campo viven ajenas y en paz... por ahora. 

 

jueves, 4 de marzo de 2021

El banco molesto.


 

Alguien debió hacer mal los cálculos, ya que no suele ser lógico obstaculizar la entrada a un inmueble, o estorbar a la hora de subir una escalera, como en este caso, y plantar un banco frente a unos escalones. Cualquiera de necesite usar estos peldaños, lidiará con la molestia, pues al lúcido de turno se le ocurrió anclar el asiento delante de la escalinata. Hace falta ser descerebrado.

Pero lejos de arreglar este entuerto, ahí sigue, tan pancho. Y lo que queda, seguramente.

 

La noche llegará


 

Los tejados tienen ese encanto especial que, al ensombrecer cada noche, adquieren cierta magia. Las luces anaranjadas que bañan las tejas, arañan con delicadeza techumbres o azoteas, y caminan entre cubiertas con noctámbulos reflejos, ofreciendo un hipnótico estado en el que perderse, cuando, desde una altura privilegiada, se inclinan ante nosotros increíbles artesonados, húmedos por el relente y brillantes por los luceros.

El día vive todavía, pero, en unas horas, la bóveda celeste se apagará, y comenzará de nuevo el juego trasnochador, dispersando las estrellas como finas esquirlas de fogata.

 

Copias exactas


 

Una copia puede ser útil, cuando sustituye, por ejemplo, a un objeto que se ha extraviado. No habrán sido pocas las veces que hemos clamado al cielo, pidiendo que apareciera ese juego de llaves, o hasta ese otro calcetín que nos regalaron, y que tanto valor sentimental tenía. En momentos así, una buena copia habría dado juego.

Pero hay cosas que son ciertamente inquietantes, como encontrarse en mitad del campo un elemento escultórico que pincela la mismísima Puerta de Alcalá. Y es que, esta copia tan bien realizada, que parece haber sido arrancada de su lugar de origen, reposa sobre el césped de un terruño con hierba floreada, disfrutando de la intemperie con lozana alegría en cada poro de su pétreo semblante.

No creo, sinceramente, que tamaña obra haya surgido de la nada, ni que sus líneas tan precisas sean fruto de la erosión. La naturaleza, aunque inmensa en sabiduría, no suele ser capaz de perpetrar lo que en cualquier parte se considera una anomalía de este calibre, por lo que los lugareños sospechan, claramente, que algún gracioso decidió abandonar esta creación en mitad del terreno.

No es que quede mal, sino que asombra. Y extraña más todavía que nadie se haya apropiado de esta pieza, con la cantidad de coleccionistas que abundan por todas partes.

Coco - Vídeo